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APARECIDA

APARECIDA
Relato basado en experiencias reales de Fátima García
Escrito y Adaptado por Eduardo Liñán

Durante mucho tiempo tuve que aguantar extraños fenómenos en la casa donde vivía años atrás. Nosotros llegamos de Zacatecas a la ciudad por el trabajo de mi papá. Antes de que viviéramos ahí, mis padres construyeron y remodelaron la vieja casa que estaba en ese terreno y que mi papá compró a buen precio; pero luego de que nos mudamos, mis padres, mis hermanas y yo. Comenzamos a experimentar extrañas manifestaciones. Eran ruidos extraños en la madrugada que nos despertaban, como canicas rodando por los techos y cosas que arañaban las paredes. Trastes caerse de los gabinetes, luces parpadeantes. La psicosis que teníamos llegó a tal grado que por las noches e incluso en el día, teníamos que desconectar los aparatos eléctricos para que estos no funcionaran de la nada. Por las madrugadas era casi imposible levantarse de la cama sin que algo extraño sucediera a nuestro alrededor. En varias ocasiones tuvimos la intención de salirnos de ahí; pero la propiedad para mis padres era valiosa y ellos la levantaron con muchísimo esfuerzo. Así que no era opción irnos por algo que ellos consideraban absurdo.

Al principio estábamos a ciegas con todos esos fenómenos, no sabíamos porque o de qué manera enfrentar esa situación. Después, en una navidad vinieron mis abuelos desde Zacatecas a quedarse una temporada con nosotros y antes de que comentáramos cualquier cosa de lo que sucedía, él abuelo nos hizo una escalofriante revelación, ya que él durante su juventud había vivido en Tampico siendo petrolero. Hubo una época en que la colonia donde vivíamos formaba parte de la llamada “zona de tolerancia” de la ciudad en tiempos en los que el comercio y el petróleo movían a las personas. De tal suerte que esos terrenos sirvieron para alojar casa de madera y vecindades que funcionaban como prostíbulos y cantinas. Lo más alarmante es que nos contó que hubo casos sonados en los que las autoridades atendiendo ciertas denuncias llegaban a clausurar esos sitios, por presuntos crímenes que involucraban asesinatos y abortos practicados por las meretrices de los lupanares en cuestión. Para inquietarnos más, nos platicó que muchas veces encontraron osamentas y restos de fetos regados por todos esos terrenos baldíos que rodeaban las vecindades o en los mismos sótanos de las casas de citas hubo decenas de no nacidos hechos pedazos. Con el tiempo desaparecieron esas zonas y dio paso a la modernidad y las construcciones. Sin embargo no dudaba que aun hubiera algunos restos enterrados y eso nos puso en alerta, yo sentí nauseas y ganas de salir corriendo de mi casa de lo asustada que estaba.

Luego de contarles a mis abuelos nuestros problemas “raros” ellos sugirieron llevar a un padre católico a bendecir la casa y mi abuela hizo algunos rituales en los que usó chiles, carbón y anafres, cuya humacera según servía para alejar todo lo malo que hubiera ahí; pues al principio funcionó y los fenómenos gradualmente fueron desapareciendo, eso nos tranquilizó y continuamos con nuestras vidas. Fue en una fiesta de semana santa en la que vino familia de otros lugares a convivir con nosotros. Ya entrada la madrugada y al calor de las copas todos comenzamos a cantar y a bailar; una tía que venía de Sacramento que siempre fue sensible para ver ese tipo de cosas sobrenaturales, de pronto se para de su asiento y va al baño, cuando regresa nos dice que quien era la niña desnuda que andaba en al pasillo. Mi mamá, mi papá y mis hermanas pequeñas sentimos un escalofrío tremendo al escucharla, mientras que mis familiares voltearon a ver a mi tía que señalaba hacia el pasillo central de la casa y lo peor sucedió.
Vi claramente el rostro de una pequeña niña asomada en la esquina del pasillo, su rostro era de profunda tristeza, la cara embarrada de algo y el pelo apelmazado con mugre, denotaba el maltrato y el descuido en el que estaba, Yo en ese momento sentí que el piso se me movió y mi mama apretó mi mano, mientras mi padre corría al interior para ver que estaba sucediendo. Apagaron la música y todos se quedaron serios. En ese momento entendí algo que no había tomado en cuenta. Todos la vieron. Mientras mi papá revisaba en compañía de mis tíos y primos , de arriba a abajo, las mujeres temblábamos en especial mi mamá y mis hermanas. Mis familiares no encontraron a nadie dentro de la casa, era imposible, todo estaba cerrado. Esa noche revelamos la verdad de lo que nos estuvo pasando a todos y algunos no lo podían creer; pero vieron a esa niña, así que algunos prefirieron retirarse y otros se quedaron para darnos recomendaciones. Después de esa noche nada fue igual en la casa.

Para ese entonces mis abuelos ya se habían marchado y mi mamá habló con ellos de la aparición. Mi abuela le pasó la receta de los chiles a mi mamá y ella continuamente “somereaba” la casa con aquellos vapores picantes que aparentemente ahuyentaba a lo que anduviera ahí. Pasaron días y no hubo mas fenómenos. Hasta una noche que regresaba de la universidad, casi siempre entre 10 y 11 de la noche, recorría unas cuadras de donde me dejaba el transporte hasta mi casa. Mi calle y en especial la colonia es muy sola y la gente se “guarda” muy temprano y solo sale para lo necesario, por lo que no era raro no encontrar a nadie en la calle. Al dar la vuelta en una esquina, me percaté de algo extraño y vi a alguien sentado en la banqueta, cerca de mi casa. Conforme avanzaba me di cuenta que era una mujer que parecía estar sollozando, tenía un vestido gris y el cabello suelto. Mientras lloraba recargada sobre sus rodillas y con el cabello tocando el piso, pude darme cuenta que estaba descalza y parecía temblar. En ese momento no quise involucrarme y trate de seguirme de largo y llegar a mi casa lo antes posible. Los llantos de la mujer parecían de desesperación y en cada lamento jalaba aire para llorar más, apresuré el paso y me metí a mi casa. Mientras cerraba el portón, vi a lo lejos a la mujer que continuaba con su desgarrador llanto.

Al entrar en mi casa todo era caos. Mis hermanas lloraban y gritaban mientras mi mamá que también lloraba las abrazaba fuertemente, mi papá salía apresurado de la cocina mientras le daba un vaso de agua con lo que parecía ser azúcar a mi mama. Al preguntar qué pasaba, todos me vieron sorprendidos y mi mama extendió los brazos para que fuera con ellas, dejé mi mochila y corrí a abrazarlas, todas temblaban. Mi papá de la misma forma extendió sus brazos para abrazarnos y sin saber porque me uní al llanto; pero después me calmé y pregunté qué pasaba. A lo que mi papá me lleva a la cocina y me dice que no me alarmara; pero que a mi mamá la acababan de espantar, mientras ella estaba planchando una ropa, dice que escuchó unos llantos de mujer en el patio y se dio cuenta que había alguien sentado en una jardinera. Al asomarse pudo ver que era una joven que parecía llorar amargamente por algo. Dice que sin pensar ella salió para ver que sucedía y en que podía ayudarla, sin mediar en como había llegado ahí o nada. Al acercarse y preguntarle que le pasaba, dice que la mujer le respondió

“Es que ando buscando a mi hijita, la perdí y anda por aquí”
-¿Como es tu hija? – Le preguntó mi mamá
“Es como ella”

Dice que al momento de decir esto, la mujer extendió los brazos y en ellos llevaba lo que parecían ser restos de un bebé, vio el cuerpecito lleno de sangre y con el cordón umbilical colgando del estomago abierto, la cabeza de aquello era una horripilante visión de algo putrefacto que se movía por la acción de los gusanos que salían de sus cuencas. Aquello le causo repulsión y pánico. Cuando lanzó un grito de terror pidiendo la ayuda de mi papá. Esa mujer abrió su boca para lanzar un grito de dolor que hizo que mi mamá corriera espantada al interior de la casa y casi cayéndose, logró aferrarse a mi papá que apenas salía para ver que sucedía. Luego de que mi mamá se quedó totalmente asustada refugiándose en el mueble de la sala. Mi papa salió para ver a la mujer y esta había desaparecido, no estaba en el patio, ni en el angosto pasillo que llevaba a la entrada de la casa. Las rejas estaban con candado y era imposible que alguien pudiera meterse. Luego de regresar vio a mi mamá abrazando a mis hermanas y fue por el agua con azúcar. En eso llegué yo.
Después de lo que me platicó yo estaba muda, un espasmo que me dejó sin aire y sin habla me invadió al recordar que había visto a la mujer que lloraba en la calle. Casi en estado de shock me dirigí a la sala donde mi mamá estaba un poco más calmada y le pregunté casi mecánicamente como era la mujer que vio

“Era una joven, con vestido gris y cabello largo, de cara horrible…”

Cuando dijo eso mis piernas se me doblaron y me quedé ida, no supe mas y me desvanecí. Cuando recuperé la conciencia mi mamá estaba frotándome alcohol en la nuca y estaba acostada en el mueble. Comencé a llorar y la abracé. Le conté entre llantos lo que había visto en la calle y era la misma mujer que ella vio. Esa noche ninguno pudo dormir. Estuvimos todos en el cuarto de mis padres con una tensión y un miedo horrible. Mientras mis hermanitas dormían, el rostro pálido de mi papá nos veía con asombro, mientras mi mamá rezaba un rosario. Yo apenas si podía moverme, estaba petrificada. En la calle a lo lejos podíamos escuchar los lamentos de una mujer que parecía quejarse de algo que la lastimaba, los lamentos duraron una hora y cuando se dejaron de escuchar el silencio de la calle parecía ser interrumpido por los ladridos de perros a lo lejos.

Luego de esa noche, pensamos en cambiarnos de casa; pero mis padres se negaron, no teníamos a donde ir y finalmente nos mandaron a mis hermanas y a mí con mis abuelos a Zacatecas. Yo terminé mi carrera y mis hermanas estudian en la secundaria. Mi mamá se vino con nosotras tiempo después y mi padre aun sigue viviendo en esa casa. El dice que los fenómenos han desaparecido y que no ha vuelto a escuchar o ver nada; pero intuyo que no es verdad, se que siguen pasando cosas; pero es algo que quizás jamás sabré por qué no regresaré nunca a ese lugar.

~Eduardo Liñán



(Si copias o compartes este relato, menciona y cita los créditos correspondientes. Es una condición de honestidad y honradez darle el crédito a quién lo merece, el no hacerlo te pone en detrimento a ti y/o las páginas donde públicas, Gracias.)
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